sábado, 5 de septiembre de 2009

Es fuerte esta sensación, es placentero este dolor.

Cierro mis ojos, siento toda la adrenalina dentro de mí. Siento cómo me quema el fuego que corre por mis venas.
El cielo se abre y me pide que lo siga he llegado hasta l aluna y le pido que me deje descansar en ella y ella como buena madre me acurruca en sus brazos.
Por fin estoy dormida y ahora sueño que soy poeta y fabrico alegría, fabrico amor y también melancolía, solos la luna, mi poema y yo. Pero algo perturbaba mi sueño, de pronto todo es oscuridad y aún así puedo ver a le gente que me persigue y me juzgan me siguen hasta llegar a un profundo hoyo, me están enterrando, quiero despertar de mi alucinación pero no puedo, toda mi felicidad se ha terminado y ahora veo que soy inmortal.
Pero, qué ha pasado, me pregunto y de prontó empiezo a gritar, grito que: yo sólo quería volar y que sólo quería crecer.
Todos se burlaban de mí y una persona salía de entre la multitud y me dijo: en efecto, creciste, te elevaste hasta llegar a lo más alto, creciste hasta morir.

escrito por: Laura Gabriela Aguiñaba Arenas.

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