En un día caluroso, en medio de la sábana, se encontraba un león, estaba solo y hambriento, en un día como ese no había mucha esperanza de que atrapara algo para saciar su apetito.
Corrió por un rato hasta llegar a un pequeño lago y dio unos sorbos de agua y fue entonces cuando vio a su presa, un pequeño antílope, probablemente perdido y lejos de su manada, se encontraba en el lugar equivocado.
El león, cauteloso, se acercó al antílope sin hacer ni un solo ruido, tenía que atraparlo, tenía hambre y nadie evitaría que su siguiente comida fuera el antílope.
El león saltó y atrapó al pequeño animal, no hubo nada que pudiera hacer para escapar, fue devorado justo ahí, en la orilla del lago.
El león satisfecho, siguió su camino...
escrito por: Gilberto Rojas Silva.
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